jueves, 22 de enero de 2015

El ángel ebrio

Si conocéis de oída al gran director japonés Akira Kurosawa, lo más normal es reconocerlo por sus películas de samuráis como “Los Siete Samuráis” o “Ran”. Sin embargo, hoy os traigo un filme que no ha tenido la misma fama que otras de sus producciones pero que yo la considero como uno de los mejores largometrajes del director.

“El ángel ebrio” o también conocida como “El ángel borracho” gira alrededor de dos personajes interpretados por los dos actores fetiches de Kurosawa: Takashi Shimura, representando al doctor Sanada, un médico talentoso pero muy pobre y cascarrabias; y Toshiro Mifune, que interpreta a Matsunaga, un yakuza (mafioso japonés) fanfarrón a quien Sanada le diagnostica tuberculosis. Como la enfermedad está muy poco avanzada, el doctor todavía puede curarle si Matsunaga promete llevar unos mejores hábitos (ni alcohol ni ningún tipo de signo de mala vida).

Sin embargo, entre la fanfarronería del yakuza y el comportamiento agrio del doctor frente al paciente, acusándole de cobarde por no querer afrontar la enfermedad de manera correcta, harán que el enfermo empeoré y tenga que guardar reposo absoluto. Mientras tanto, un yakuza muy importante que estaba en prisión queda libre, y querrá ocupar su puesto quitando de en medio al tuberculoso Matsunaga. Por otro lado, el doctor intentará convencer de todas las maneras posibles a su paciente, aunque no predicando con el ejemplo precisamente, porque él mismo tiene bastantes problemas. Es un brillante doctor que se preocupa por sus pacientes pero al mismo tiempo tiene problemas con el alcohol, así que tampoco es un ángel (de ahí viene el título de la película).

Aunque la temática parezca ser lo más importante de la película, es realmente el guión donde Akira Kurosawa rozó la perfección. Es un largometraje de 102 minutos llenos de mensajes sobre los valores éticos que toda persona debería tener en mente perfectamente explicados por Takashi Shimura que es probablemente su mejor actuación (mejor y todo que su actuación en Ikiru, considerada como su mejor interpretación). Nos muestra a un personaje bueno, que no se preocupa por la riqueza, y que pone toda su atención en ayudar a la gente que se esfuerza y, por otro lado, se enfada con la gente que desaprovecha su oportunidad de vivir dejándose llevar por vicios que lo único que hacen es quitar oportunidades de llevar una vida larga y seguramente preciosa, porque existen multitudes de placeres más bellos que el alcohol o el juego, que primeramente pueden parecer más atractivos pero que al final resultan ser contrarios a la felicidad.

Realmente está película debería ser vista por el máximo de gente posible porque enseña valores que son igualmente de importantes o más en la actualidad que en 1948. Tanto como si sois unos auténticos “cinéfilos” como si solo veis una película de vez en cuando; “El ángel ebrio” es una película recomendada para todos los públicos (excepto los más pequeños de la casa, naturalmente). Gracias a las grandes actuaciones de Shimura y Mifune, a la dirección de Kurosawa que se plasma en un gran guión y en escenas inolvidables consiguen un resultado maravilloso que sin ninguna duda entraría entre las cinco mejores películas del director. ¡Es una auténtica joya!

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